Los sueños nacen,
los sueños mueren.
No saben de llantos
porque ellos mismos
son una lágrima inmensa.
Y cuando caen al suelo
desde el infinito
sólo pueden romperse
en mil pedazos...
y en cada uno de ellos
hay cuentos y poemas
y dulces y cartas
y ositos y música
y muchas, muchas sonrisas,
pero sobre todo las cosas
hay un mar de notitas
que para decir te quiero
no necesitan abrir su boca...
Y allí todos juntos,
dispersos, tristes y rotos
se ven tan, pero tan hermosos
que por última vez lo digo:
Si ellos no son el amor, Dios mío,
¡el amor no existe!
No hay comentarios:
Publicar un comentario