Hay llanto en mi rostro,
y lloro como hacía tiempo no lloraba;
lloro sin poder contener mis lágrimas,
sintiendo un dolor muy grande dentro de mí.
La soledad, el no tener a alguien,
el no poder gritar lo que siento,
el siempre estar cohibida en mis sentimientos...
¡son tantas cosas!
Hoy he tenido mil motivos para ser feliz;
sin embargo, me encuentro ahogada
en el peor de mis momentos.
Cómo decirle a alguien: ¡Ayúdame!
Si ni siquiera sé lo que tengo...
Dios, ¿qué me pasa?
¿Por qué tanto llanto en mi vida?
¿Por qué tanto dolor en cada uno
de mis huesos y, peor aún,
en mis propios sentimientos?
No comprendo...
¿Por qué he vivido tanto
y tan poco a la vez?
¿Por qué esta honda tristeza
es la huella de mi desnudez?
¿Por qué me ahoga este llanto?
¿Por qué, Diosito, por qué?
¿Por qué tu misericordia,
no me ha tocado esta vez?
¿Por qué Tú, Diosito Santo, no me ayudas?
¿No me ves?
¡O es que no lo merezco!
¡Es eso, Diosito Santo!
¿Es eso?
¡Dios mío! ¡Es eso!
¿Por qué?
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